Opinion

POTOSÍ Y ALCALDÍA
A ojos vista
Mario Mamani Morales
Miércoles, 20 Febrero, 2013 - 09:36

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Se afirma que cuando los españoles llegaron a los pies del Sumac Orcko, el único objetivo que tenían es copar lugares en la Montaña de Plata e iniciar trabajos de saqueo del mineral preciado, de manera desesperada y sin ninguna planificación. De esto hace casi 500 años, luego del cuento de la llamita extraviada de Diego Huallpa, la hoguera y la plata que fluía del Wila Kollo como también era conocido por los nativos el Coloso de América.

Es de suponer que Potosí, como ciudad, no tuvo tiempo para ser fundada, además no era del interés de los saqueadores. Sólo se asentaron donde pudieron para construir precarias e improvisadas viviendas que les permita pernoctar porque la historia refiere que los mitayos, indígenas forzados a trabajar en la mina, según avanzaba el tiempo, una vez que entraban al socavón, si salían con vida retornaban a sus lugares de origen para acabar sus días.

Testigo de esta realidad son las viejas construcciones levantadas al azar en la parte alta de la ciudad de Potosí, hasta hace poco con empedrado de sus angostas callecitas, recovecos con portones labradas en madera, seguros por cierto porque se temía el asalto, en su interior siempre había la carga de mineral que se preparaba para ser enviado más allá de los mares.

Conclusión: Potosí como ciudad nunca fue planificada. Esta es la diferencia de las otras ciudades hoy existentes que tienen un acta de creación, determinación precisa de plazas, parques; es decir con características de urbe.

Pero Potosí se convirtió en un gran emporio. Llegó a ser la ciudad con más habitantes en toda la parte hollada por los españoles en esta parte del mundo, con igual o mayor población que Paris de entonces; pero tuvo la mala suerte de que nadie se preocupó por convertirla en una ciudad donde sus habitantes se sientan a gusto en habitarla.

Con el correr del tiempo, la historia halaga a Potosí con muchos adjetivos de grandeza, su historia se irradia al mundo como fuente de riqueza; pero la ciudad no se desarrolla con perspectivas hacia el futuro. En las últimas décadas, la atención sólo se centra en el constante saqueo de los minerales que todavía quedan, sino de las entrañas del Cerro Rico, entonces de los desmontes de las bocaminas o de cualquier parte donde exista carga mineralizada. La ciudad no importa a nadie.

Tan mala suerte tiene Potosí que los ediles que llegan al curul municipal con pompa y sonaja, no tienen visión de crecimiento, planificación, visión de ciudad; sólo una mirada obtusa de villorrio, de aldea, donde a sus habitantes se les conforma con pequeñeces, con precariedades y una desorganización total.

¿Cambiará esta realidad de Potosí con su devuelto alcalde René Joaquino? ¿Su afirmación de que su visión ha cambiado en estos años de ausencia significará pensar en una verdadera ciudad? ¿Se asumirá un principio de autoridad para cambiar la imagen citadina? ¿Se tomará decisiones frente al contraste del nuevo edificio judicial y la famosa feria popular? ¿Por dónde se aplicará la mentalidad nueva de cambio? ¿Tendrá el apoyo de los vecinos para hacer de Potosí una atracción para propios y extraños? ¿Se pensará, por ejemplo, en una ciudad dormitorio? ¿Parques, plazas y ornamentación?

Una cosa es también cierta en Potosí, sus calles están atestadas de vehículos último modelo, el tráfico es impresionante en las calles angostas e históricas; señal de que hay dinero, entonces a los propietarios de esos motorizados modernos se les tendría que sugerir (obligar) a que se preocupen también por las fachadas de sus viviendas, colaborar con el recojo de escombros de las aceras, cuidar de las pocas plantas y árboles existentes; es decir, convertirlos en corresponsables de tener una ciudad agradable y así evitar los contrastes.

La historia ya reconoce a René Joaquino en el ámbito político, le queda trabajar por dejar huella en la ciudad; pero no improvisada, no mantener el mismo esquema antiguo de ver el municipio, sino de construcción, de visión futurista, tener más obreros en las calles y no abultado la burocracia en las oficinas. Trabajar al menos 16 horas en las obras y con personal suficiente, maquinaria, equipos, solución de problemas urbanos al día y no en semanas o meses. ¿Es esto mucho pedir?